“Crea espacios en el interior del asana “es una de las frases más escuchadas en yoga”. Pero, ¿Qué es crear espacio y qué conlleva la creación de los mismos?
En el mundo exterior todo lo que esta vivo necesita su espacio, Su espacio físico dónde crear su hábitat y su espacio temporal dónde la vida se desarrolla. los árboles, por ejemplo, un lugar dónde echar raíces y un tiempo para evolucionar en forma y tamaño. Cualquier animal un hábitat dónde poder sentirse seguro y un tiempo para crecer. Cada especie de este planeta llamado el “planeta azul” necesita su espacio.
El espacio adecuado permite que cada uno este en su lugar y las especies se relacionen de forma equilibrada. Permite que cada especie tenga espacio para respirar.
EL ESPACIO HUMANO
El don del humano le permite ser una especie más dominante y con mayores herramientas, creando en su sentir una posición privilegiada ante lo que le rodea. Esta posición nos confunde y nos hace solicitar mas espacio del que necesitamos.
Siempre hay alguna especie que intenta dominar a otras por supervivencia y esto es ley natural. Pero el Ser humano lo hace más allá de por mera supervivencia llegando a la sobre explotación.
La mente humana según la teoría yóguica en sanscrito se llama chitta y se divide en: manas (procesamiento sensorial), ahamkara (ego, formador de autoimagen, identidad) y buddhi (intelecto, nos permite discernir)
Estamos en una posición que ese don qué es nuestra propia mente puede ayudarnos a mejorar el planeta o a destruirlo
“Solo los seres humanos son capaces de realizar actos de voluntad complejos. Sólo nosotros podemos elegir evolucionar y cambiar nuestro mundo. Como resultado, nos hayamos en un momento en el que disponemos de más poder que nunca en la historia. Con semejante poder podemos elegir salvar o destruir nuestro mundo” Anodea Judith
Cuando es ahamkara la que predomina sobre buddhi, el ser humano transforma la libertad que a todos se nos debería de otorgar en hedonismo y egoísmo.
De tal manera, hemos ocupado territorios que no nos pertenecen como si fueran nuestros, nos creemos con derecho de talar bosques como si su aire nos perteneciera, usamos mares como vertederos y enjaulamos a animales en macro granjas solo para nuestro beneficio.
Somos seres tecnológicos con ritmos desenfrenados. Vivimos en un laberinto. En este, se nos valora por lo que sabemos hacer más que por lo que somos. Siempre es necesario llegar a más desde el colegio con unas notas hasta el trabajo por las cuotas que conseguimos. Sostener nuestras casas, pagar nuestra tecnología, nuestro ritmo de vida nos encierra en una especie de jaula que es la vida misma.
Robamos espacio para vivir a las demás especies y, no nos damos cuenta de que nos lo robamos también a nosotros mismos.
Recuerdo ver en la calle del pueblo a personas mayores practicando la contemplación. Salían a la calle y solo se dedicaban a contemplar lo que les rodeaba.
Ahora la contemplación es algo que podríamos llamar “vintage” cara y de otra época.
Cuanto más espacio robamos menos espacio tenemos para desarrollar nuestras propias vidas de forma plena.
MÁS ESPACIO FUERA MENOS ESPACIO DENTRO
Cuanto más intentamos controlar el mundo que nos rodea, menos espacio hay en nuestro cuerpo y mente.
Y es que cuanto más pensamos que somos reyes por que podemos controlarlo todo o tenemos confort, más tensiones físicas y mentales tenemos. Llámese estrés crónico o ansiedad. Cuanto más tienes más esfuerzo necesitas para mantener lo que tienes, no vaya a ser que lo pierdas.
Las personas trabajan para tener casa y una vida con al menos un mínimo de confort y eso es necesario y está bien, el problema son los ritmos para conseguirlo. Son muy exigentes. A ello podemos añadir los modelos actuales de influencia que nos dicen que ser feliz es tener “X cosas”
Cuanto más buscamos fuera la felicidad menos espacio interior tenemos. Y cuánto menos espacio interior tenemos, más buscamos la felicidad fuera alimentando ahamkara, el ego.
La sociedad actual que posee mucho espacio fuera ha perdido el suyo propio interior. Cuanto más nos enfocamos en ser ricos como especie por fuera, más pobres somos en especie por dentro.
Pensamos que somos lo que tenemos, nos identificamos con lo de fuera. Pero ¿sabemos lo que tenemos dentro? ¿Identificarnos constantemente con lo de fuera no nos esta haciendo perder nuestro propio espacio interior?
¿Cuánta tensión crea a tu cuerpo el ritmo de vida que llevas? ¿Cuántos espacios ha perdido tu pecho por pasar horas frente al ordenador? ¿Cuándo fue la última vez que estuviste a solas contemplado? ¿a solas contigo mismo sin hacer absolutamente nada?
Ahamkara, el ego, no es malo. No se engañen. Es fabuloso, siempre y cuando se viva desde buddhi, la capacidad de discernir.
Discernir que tú no eres sólo lo de fuera. Que lo de fuera es una construcción mental. Que tu eres también lo dentro.
En yoga cuando te dicen crea espacio en tu interior te dicen: recupera la libertad para respirar. Vuelve a darle a tu cuerpo el espacio que perdió por los avatares de tu vida, crea espacio en cada rincón del cuerpo para volver a Ser. Recupera el espacio en el cuerpo para poder sentir que tu hogar está en esos espacios internos. Siente que es cómodo vivir en tu cuerpo. Tu tienes espacios dentro para ser feliz no los busque fuera a consta de lo que no es tuyo.
RECUPERAR DENTRO PARA RECUPERAR FUERA
Cuantos más espacios internos recupera el hombre más comprende que no solo él los necesita si no cada especie. Cuánto más tiempo se toma el humano para sentir y ser más deja ser a los demás y entiende que lo que hay dentro hay fuera.
Cuánto más te conozcas y aceptes, más aceptaras el orden de la naturaleza. Más comprenderás que cuando robas espacio a otra especie te lo robas a ti mismo.
Crear espacio en el cuerpo es el primer paso para crear espacio en la mente y crear espacio en la mente es dar espacio a lo que hay fuera.
Namasté
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